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El blog de Luthipiero : Todo sobre Magia y Les Luthiers

Cronica De Alicante Magico 2009

Cronica De Alicante Magico 2009

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La cuestión de la identidad

¿Cartas o monedas? ¿Técnicas o trucajes? ¿Magia de cerca o de escena? ¿Para magos o para profanos? ¿Hablada o con música? ¿Engañar o ilusionar?

La identidad; el problema de la identidad. Con la perspectiva del retorno a casa, del repaso de mis apresuradas notas, pienso que aquí está la clave de esta segunda edición de Alicante Mágico; en la necesaria búsqueda de una personalidad propia, de un modo de hacer las cosas que nos distinga de lo similar, de lo parecido, de lo que pudiera resultar equivalente.

Dos maestros, dos identidades mágicas, Gabi y Piedrahita, venían a coincidir en este punto. Valoraba Luis, en su deliciosa conferencia impromptu -impartida de madrugada alrededor de una mesa de billar del Malibú- que la mayor carencia de la magia actual es que “sobran técnicas y faltan personas; personas, personalidades y personajes”. Los magos “a menudo resultan intercambiables, se limitan a tomar prestados los juegos o los chistes de otros magos”.

Algo similar venía a decir Gabi en “Numisvention”, la hexaconferencia numismágica del sábado, cuando explicaba la “desnudez” que supone hacer magia con monedas. Transcribo literalmente de sus notas: “El arte mágico es, sí o sí, un arte encarnado en la figura del mago. Nada puede ser porque sí. Todo, de principio a fin, debe ser una elección consciente por parte del artista mago”.

Para decidir si se emplea o no una cascarilla en una rutina, ejemplificaba Gabi, el mago debe primero conocer y ensayar todas las opciones. Sólo entonces sabrá qué añade y qué resta cada una, y podrá escoger lo más valioso en función de su forma de ver la Magia.

Así, cada detalle escogido define al mago, al igual que cada movimiento de sus manos; y así comprendemos cómo -por ejemplo- Joaquín Matas entiende que tras cubrir una bola con un cubilete hay que deslizar el cubilete hacia delante en vez de limitarse al movimiento vertical de bajar el cubilete.

La identidad, pues. Del mago. De su magia, que resultará reconocible en las manos de un imitador, como aquellos de los que hablaba Piedrahita. Y la identidad del propio Alicante Mágico, aún no del todo perfilada tras sus dos primeras ediciones, a mi entender meritoriamente exitosas. ¿Magia de cerca, o de escena? ¿Una semana o dos días? ¿Galas para magos o para profanos? ¿Magos que te expliquen cómo hacen sus juegos, o que te cuenten por qué los hacen así?

Porque, tanto para cada mago como para cada congreso mágico, existe un serio riesgo: la pérdida de identidad, el conformismo ante lo que “funciona”, o simplemente llama la atención. Así, Gabi nos recuerda que “engañar ya hace tiempo que lo logramos”, y que nuestro objetivo debe ser mucho mayor, el de alcanzar la “experiencia mágica”. Lo señalaba también Luis Piedrahita cuando hablaba de lo útil que resulta un papel para iniciar una hoguera, en contraste con que no se pueda hacer una buena hoguera utilizando solamente papel: arde rápidamente, luce mucho, pero no dura ni deja rescoldo. La buena hoguera requiere de buenos leños, que ardan bien pero se consuman despacio; y, sobre todo, que dejen un buen rescoldo. Como la buena Magia.

Dos antes y un después: Ricardo Rodríguez, Miguel Gómez y Kayto

Una de las principales novedades en esta segunda edición de Alicante Mágico ha sido, como diría un publicista, la ampliación de su “target”. Si el año pasado los principales destinatarios del congreso eran los aficionados a la magia de cerca del territorio nacional, limitándose casi los profanos alicantinos a completar el aforo de las dos galas, esta vez se ha pensado un poco más en estos últimos a la vez que se ofrecían tres funciones “extras” a los magos foráneos: nada menos que las de Ricardo Rodríguez el miércoles, Miguel Gómez el jueves y el fin de fiesta de Kayto el domingo.

Ricardo conversando con Ángel (foto Pinky)

Ricardo conversando con Ángel (foto Pinky)

Al no haberse publicitado con tiempo pocos fueron los magos que pudieron asistir a la actuación de Ricardo Rodríguez en la cervecería Malatesta. Así pues, la mayoría de los cincuenta espectadores que completaron el aforo eran profanos. Yo no estuve presente –llegué a Alicante el jueves por la tarde- pero un pajarito me ha descrito el programa que presentó Ricardo y, habiendo asistido recientemente a una sesión suya en la Escuela de Ana Tamariz, me hago a la idea de que el contenido fue de alto nivel: chop cup, carta general, rutina de cartas ascendentes, open prediction… y, como final, su rutina de manipulación de monedas.

Como me sabe mal no poder transmitir mi propia vivencia, tomaré prestadas las impresiones de otro forero. Nuestro genial Daroca, presente en la sala, destacó dos momentos en la actuación de Ricardo: “el final graciosísimo, mágico y absolutamente genial de la rutina de cartas ascendentes y la rutina de monedas, especialmente esas desapariciones de monedas a una mano para hacerlas viajar al pañuelo. Las veías y al segundo siguiente ya no estaban. Pura magia que levantó grandes exclamaciones”.

El jueves, por otro lado, se produjo un suceso histórico en la cartomagia española: ¡a Miguel Gómez le falló una faro! Sus defensores dirán que una carta se le escapa a cualquiera, que fallar una mezcla entre dieciséis no es nada, que las hace en mesa, hablando y apenas sin mirar las cartas, que había mucha humedad, que era su segunda sesión maratoniana sin apenas descanso, que estaba agotado… ¡excusas!

Pie: Miguel Gómez  (foto Ana Sánchez)

Pie: Miguel Gómez (foto Ana Sánchez)

Bromas aparte, lo que quedó claro es que el esfuerzo al que se prestó Miguel era excesivo. Dos pases de su “Antología de la cartomagia española”, que consta de nada menos que doce rutinas de alto nivel, requerían cuando menos de un descanso suficiente. La falta del mismo hizo que en el segundo pase se notara el inevitable desgaste acumulado; afortunadamente, en este pase había mayor proporción de magos que de profanos, y no hubo mayor problema.

Pero dejemos la anécdota y pasemos a lo importante: la Antología de Miguel cumple perfectamente la condición que Cecil B. de Mille ponía a una buena película de acción: “comenzar con un terremoto, y… ¡para arriba!”. Estamos hablando de empezar con su dificilísima versión del Rito de iniciación, seguido del Open travellers. Después, el viaje de dos cartas de un paquete a otro (sujetos con gomitas), versiones de Reyes cazadores, Suit apparition y Coincidencias con dos barajas; un par de efectos más relajados (Ouija y una versión del “os regalo un segundo” de Gabi), y como remate nada menos que Concordancia numérica (fantástico), Momentos Especiales (brutal), y la apoteosis final de la Rutina de San Sebastián.

Sólo Miguel Gómez puede salir airoso de semejante reto. Sus manos, su calma, su sabiduría mágica y su experiencia garantizan el éxito en el objetivo que le llevó a preparar esta antología: “que los jóvenes magos del futuro oigan hablar de las bellas composiciones de los cartomagos españoles”. Y, puestos a escoger el instante más mágico, debo mostrar de nuevo mi veneración por el impresionante viaje de último as en el Open travellers, que literalmente se “materializa” bajo su mano vacía. Magia pura.

Si las actuaciones de Ricardo y Miguel sirvieron para “abrir bocas” –y doy fe de que las dejaron bien abiertas-, el espectáculo de magia infantil de Kayto sirvió para cerrar con alegría, sonrisas y canciones la presencia de casi doscientos magos en la ciudad de Alicante. Globos, bromas, dados que se esconden, caramelos que aparecen, varitas gigantes que salen disparadas o convierten niños en conejos, gorilas terroríficos… y esa apoteosis de una familia entera cantando, con Kayto al teclado, mientras una manada de elefantes –y otros bichos- volaba sobre las cabezas de los espectadores… ¡eso sí que es un fin de fiesta!

Pie: Actuación de Kayto (fotos Pinky)

Pie: Actuación de Kayto (fotos Pinky)

Entrañable e increíble, Kayto. Recordándonos que los niños pueden darnos muchas lecciones a los adultos. Como nos la dio el pequeño Diego, al ofrecerle Kayto un regalo en agradecimiento por haber subido al escenario: “puedes escoger entre varias cosas: un yate de 12 metros de eslora, un loft de 300 metros cuadrados en el Paseo de la Castellana, un talón bancario de veinte mil euros… o este precioso globito azul; ¿qué regalo prefieres?”. “El globo azul”.

Pie: Tres profanos escuchando a Diego (foto Pinky)

Pie: Tres profanos escuchando a Diego (foto Pinky)

Cuatro magos, cuatro conferencias

He de reconocer que, para mí, el principal aliciente de Alicante Mágico –y de los congresos mágicos en general- está en las conferencias. Tener la oportunidad de ver como espectador las creaciones –o versiones- de un buen mago, conocer con detalle los cómos y los porqués de sus modus operandi y comentar con él cualquier aspecto de su conferencia son, a mi entender, una maravillosa forma de aprender magia. Sus juegos y técnicas estimulan tu propia creatividad, y sus ideas o planteamientos de fondo hacen crecer tu sentido crítico, obligándote a reflexionar sobre tu forma de ver este arte. Además, el poder comprarle sus notas y llevártelas con su firma sirve a la vez como recuerdo, como agradecimiento por su trabajo y como fuente de repaso de lo aprendido. Pocas cosas tan placenteras –en magia- como tomar de mi biblioteca las notas de una conferencia casi olvidada y, al hojearlas, descubrir en los márgenes o en los espacios blancos mis propias anotaciones e ideas generadas por su lectura.

En esta edición de Alicante Mágico hemos disfrutado de cinco conferencias, cuatro de ellas de formato convencional –un mago, una conferencia- y otra de “formato Gea” –mogollón de magos, un sarao imprevisible-. Empecemos con las primeras (Woody Aragón, Joaquín Matas, Juan Luis Rubiales y Alberto de Figueiredo), y dejemos para el siguiente punto la “orgea numismágica” (Gea, Gabi, Castiñeiras, Piedrahita, Ricardo Vizcarra y Kiko Pastur). Pero dedique el aficionado unos segundos a releer los diez nombres propios de la frase anterior, para que se haga una idea de lo que supone tener a todos esos maestros a tu alcance durante un fin de semana.

El primero en saltar al ruedo fue el toledano Woody Aragón, maestro de la cartomatemagia (nuevo término que, a efectos internáuticos, acabo de crear).

La conferencia –no quedó claro si era inédita o no- no tuvo mayor hilo conductor que la personalidad del mago, tal y como el mismo Woody anunció al presentarla. Tuvo buenos reflejos cuando, al sonar por megafonía el característico sonido de “extraer un USB” dijo: “ya tenéis colgado en el emule lo que llevo de conferencia”.

Pie: Woody Aragón (foto Ana Sánchez)

Pie: Woody Aragón (foto Ana Sánchez)

Woody no estuvo muy fino en la ejecución de alguno de sus juegos, pero dejó patente la calidad de los mismos: adivinación “a trocitos” de una carta (mezclando los “cuartos” de cartas gigantes), rutina de coincidencias, agua y aceite mediante el separagón. Me gustó mucho la versión de Woody de la rutina de póker de Nick Trost, pero para mí la mejor fue la fantástica rutina de deletreos, con el fortísimo efecto final del deletreo de homónimas.

Mi pequeña decepción, que no explicara su rutina de comodines. Inició así Woody lo que después fue imitado por otros conferenciantes: dejar parte de su contenido para “explicarlo en los pubs”. La cosa puede tener su gracia –así disfruté yo de la estupenda charla de Piedrahita en el Malibú- pero no es del todo seria. De hecho, de los cuatro “flecos” que se quedaron pendientes yo me perdí nada menos tres rutinas de Woody, Rubiales y Kiko Pastur. ¡Casi ná!

Pie: Miguel Ajo y Piedrahita, en el pub (fotos Pinky)

Pie: Miguel Ajo y Piedrahita, en el pub (fotos Pinky)

Tras el descanso correspondiente (café, visita al baño y al mostrador de Perete) empezó la conferencia de Joaquín Matas, que fue una actualización de la que le escuché en la SEI de Madrid hace cuatro años. Al presentarse, Joaquín aclaró que no se consideraba un conferenciante propiamente dicho, y anunció que se iba a limitar a realizar sus juegos –que modestamente considera “versiones” de rutinas de otros magos- para a continuación explicarlos. En realidad, ése es el esquema de la mayoría de las conferencias de magia…

Pie: Joaquín Matas (foto Fósil)

Pie: Joaquín Matas (foto Fósil)

Joaquín demostró tablas, técnica, horas de estudio, profesionalidad y sentido del humor. La primera parte de su conferencia fue una excelente sesión de magia de cerca divertida y comercial, con su toque personal: McMoscas, el juego de las tres cartas, ases rápidos, viaje de monedas (una de las cuales viajó bajo la correa de mi reloj), la ranita, su rutina de cubiletes… Las dos novedades, que ofreció públicamente –y yo agradecí entusiasmado- para el libro que algún día saldrá a la luz sobre este certamen, fueron una rutina muy técnica de transposiciones entre una dama y cuatro cartas del mismo valor y un efecto precioso e impactante de doble triunfo.

Aunque no hubo tiempo para explicarlo todo, sí lo hubo para las novedades y las principales rutinas de la exhibición. Disfruté especialmente con el doble triunfo y con la explicación de la rutina de cubiletes –que mágicamente se transformaron en vasos transparentes para la explicación-. Detalles sutiles como el adelantamiento del cubilete tras cubrir con él una bola o la deliciosa secuencia de tres apariciones consecutivas de bolas bajo el mismo cubilete dieron un valor especial a los cubiletes de Joaquín.

La conferencia de Juan Luis Rubiales también me resultó familiar, ya que su contenido era parecido a la que impartió en la SEI cuando ganó el Nacional. No obstante, como ocurrió con Joaquín, hubo interesantes novedades y fue muy interesante volver a escuchar –y a aprender, y a sorprenderme con ellas- muchas cosas que tenía olvidadas.

Aunque con un retraso de media hora, el comienzo fue divertidísimo: en el puesto del conferenciante se sentó otro “grande”, Kayto, que con el sombrero de Rubiales e imitando su acento nos propuso “prescindir de la charla, echarnos una siestecita y venir todos bien descansados a la conferencia siguiente”. Delirante.

Pie: Kayto haciendo de Rubiales (foto Pinky)

Pie: Kayto haciendo de Rubiales (foto Pinky)

Volviendo al verdadero Rubiales, debo decir que este Alicante Mágico me ha hecho descubrir en él a una gran figura de la magia española. Comparte con Woody una gran cualidad, la de conocer sus carencias y sus potencialidades propias y suplir las primeras con las segundas. Ambos pueden ser considerados como “poco técnicos”, pero también ambos tienen una inteligencia, un sentido escénico y una capacidad comunicativa que les lleva a meterse al público en el bolsillo, como demostraron en las galas.

Centrándonos en la conferencia de Rubiales, comenzó con su rutina Los dados mandan, las cartas obedecen, en la que el público se sorprende más de lo que a Rubiales le parece “burdo” (transformación de los puntos superiores de cuatro dados) que de lo “difícil” (transformación de 4 cartas bajo los dados). “¡Zerán gilis!”. Al explicar otro juego de la gala (coincidencia de 11 cartas con el número de serie de un billete) Juan Luis desveló un secreto personal: “Yo creo y enzayo en la cama… ¡por ezo ehtoy azí!”.

Pie: Rubiales haciendo de Rubiales (foto Fósil)

Pie: Rubiales haciendo de Rubiales (foto Fósil)

Otros rasgos que admiro en Rubiales son su modestia y su apertura para recibir consejos y sugerencias sobre sus juegos, así como su costumbre de agradecer públicamente cada detalle y aportación a sus rutinas (por ejemplo, el detalle dramático del comodín en la secuencia de las 11 cartas, que Juan Luis agradeció a Woody Aragón, o cuando desveló que el efecto de carta en el techo que realizó en la gala lo aprendió de Daroca).

Además de presentar la rutina de monedas de mano a mano -para la que la cámara estaba demasiado baja-, de las navajas y de los fantásticos matrix (que quedaron sin explicarse en su momento), Rubiales desgranó la rutina de carta general con la que había cerrado la gala la noche anterior. Una fantástica y endiablada estructura, un magistral manejo de la escena y de los espectadores y unos detalles técnicos (salto y forzaje) delirantes, que se resumen en su frase final: “Er forzahe no falla y er zarto no ze ve… ¡é un juego azequible!”

La última de las “conferencias unipersonales” del congreso fue la de Alberto de Figueiredo, con el objetivo de presentar su nuevo libro, “13”, cuyo título hace referencia al número de rutinas que contiene. Escrito por Fernando Rizo y con prólogo de Gabi, desgrana generosamente seis rutinas de escenario y siete de magia de cerca, todas ellas de su repertorio profesional. Contiene joyas como el billete al limón, la bolsa y el huevo, la rutina de cubiletes, el nombre de la espectadora en una carta nombrada, la rutina de presentación con la que abre su espectáculo “En Clave de Magia”…

Pie: Alberto de Figueiredo (foto Ana Sánchez)

Pie: Alberto de Figueiredo (foto Ana Sánchez)

En la conferencia, al explicar la rutina de presentación (que, por cierto, contiene una impactante predicción de carta pensada) volvimos a contar con la chispa de Kayto, que se lanzó sobre el escenario golpeándolo con una lata de refresco vacía, mientras gritaba: “¡Ay, ay, ay… que se me ha acabao!” No era más que una “sutil” misdirection que Alberto le había encargado para, mientras todos mirábamos a Kayto, hacer desaparecer una baraja de sus manos.

Aparte de esa rutina, Alberto se centró en las explicaciones de algunos juegos y rutinas: la ingeniosa carta con nombre de la espectadora, su rutina del tipo “haga usted como yo” con cuerdas, la bolsa y el huevo y el súper-práctico billete en el limón. En los últimos minutos realizó y explicó rápidamente su rutina de navajas y una secuencia cartomágica de viajes al estuche con varios clímax muy fuertes y completamente engañosos.

Me preguntaba Alberto, finalizada su conferencia, mi opinión sobre la misma. Se la dije entonces, y la repito –algo más extensamente- aquí. Me pareció una generosa presentación de un trabajo no menos generoso y valioso. Alberto es uno de los pocos grandes magos con los que se puede contar si se quiere tener la garantía de que un espectáculo será exitoso: su conocimiento mágico, su disciplina, sus reflejos, sus recursos escénicos y su dominio de la comunicación hacen de él un profesional “todoterreno”. Y que un artista así entregue tan generosamente tan buen material es para quitarse el sombrero en señal de agradecimiento.

Eso sí, también le dije que había echado de menos más presencia de su magia de cerca tanto en su conferencia como en la gala del viernes. Sin entrar en lo que Alberto y Ángel Valera hubieran acordado –sus versiones discrepan-, creo que Alberto es un grandísimo mago de escena pero también un “monstruo” de la cartomagia. Todavía sueño con ver en un Alicante Mágico la rutina que hizo el año pasado en La Plaza de las Artes, en la que con una baraja mezclada (y las monedas que fueron apareciendo) contó maravillosamente la historia de su vida como mago. Una rutina medida, precisa, divertida, entrañable y… ¡muy, muy mágica! Para mi sorpresa, Alberto me confesó que no la ha vuelto a hacer, y que le costaría trabajo reconstruirla. Desde aquí te pido que hagas ese esfuerzo, porque esa rutina –tanto en magia de cerca como proyectada en una pantalla- es una pura maravilla mágica.

Numisvention: seis diestros en el coso alicantino

Aclaremos que, aunque los seis son diestros, al menos uno de ellos es zurdo; paradojas de la Magia… El caso es que una de las principales mejoras que ha supuesto este segundo Alicante Mágico ha sido la apertura hacia otras ramas de la magia de cerca diferentes a la cartomagia; ha sido el caso de la magia con navajas y, sobre todo, de la numismagia.

Ya hemos mencionado que Joaquín Matas y Rubiales incluyeron rutinas con monedas en sus respectivas conferencias. Pero, sin duda, el plato fuerte para los numismagos asistentes a Alicante fue la hexaconferencia (seis magos, seis) que ocupó la mañana del sábado; y la mañana se quedó corta… Aconsejo al lector la lectura de la crónica de Pher, especialista en monedas, en el foro de La Dama. Pero no escamotearé mis propias impresiones. Ahí van.

Miguel Ángel Gea, como siempre, se derrochó a sí mismo con esta charla. Sus notas para Numisvention ocupan unos sesenta folios, casi tanto como las de los demás magos juntos. Pero los tiempos de exposición se repartieron de forma bastante equitativa, de modo que Gea sólo desarrolló una parte de las ideas de sus notas.

A Gea sus comeduras de tarro le proponen desafíos continuos, a veces surrealistas y a menudo inverosímiles, que se van convirtiendo en juegos o ideas locas. Las notas están llenas de muchas de estas ideas, como la de usar una mano falsa para hacer travesuras con la mano oculta. Fantástico el reto de “magia sin tocar”, especialmente el matrix en el que el espectador es aparentemente quien maneja las cartas; curiosa también la sofisticación magnética de la moneda policía, que encuentra la carta elegida. Brillante el “matrix hacia fuera” de la serie “numismagia a una mano”, colección de juegos con un claro antecedente en la rutina de monedas a través de la mesa que hace medio siglo escribió Ascanio para René Lavand; Gea ha adaptado para realizar con una sola mano quince clásicos de la magia con monedas, pensando en un joven aficionado que le pidió ayuda tras perder una mano en un accidente.

Pie: Numisvention (fotos Ana Sánchez y Fósil)

Pie: Numisvention (fotos Ana Sánchez y Fósil)

Tras Gea tomó la palabra un adolescente respondón que le llamaba “papá” (del que Gea, con orgullo paterno, nos contó que “ha sacado un 9’6 en Selectividad”). Jose Castiñeiras, con su Primer Premio Nacional en Micromagia bajo el brazo, estuvo a la altura del conjunto. Tras enumerar distintos lanzamientos ocultos de monedas (catapulta, etc), Casti se centró en la explicación detallada de su rutina del viaje de cuatro monedas firmadas a través de las mangas, indicando también las mejoras introducidas desde el Nacional para el viaje de la última moneda.

Pero vino Gabi y, como siempre, nos transportó de los trucos a la Magia. Su punto de partida, una afirmación: la magia con monedas desnuda al mago. La cartomagia, por ejemplo, proporciona muchas “barreras protectoras” a la hora de “escondernos” del efecto puro y directo. Como hemos anticipado al comenzar esta crónica, Gabi señala que “el arte mágico es, sí o sí, un arte encarnado en la figura del mago” en el que “nada puede ser porque sí” y, en definitiva “todo, de principio a fin, debe ser una elección consciente por parte del artista mago”. De ahí que, ya que el mago deberá tomar continuamente opciones (qué técnica usar, con qué cobertura, qué otras posibilidades tendría, etc.) su obligación es aprender y ensayar todos los procedimientos que pueda para poder valorar “lo que aporta y lo que quita” cada opción.

En sus notas, Gabi explica un efecto de monedas de mano a mano. En la conferencia realizó también una breve –y muy visual, sin apenas charla- rutina de transformaciones plata-cobre. Y desgranó, con su minuciosidad habitual, la desaparición de una moneda al golpearla con un bolígrafo y su reaparición en el capuchón del mismo.

Al pasar a Luis Piedrahita hay que distinguir entre el contenido de las notas, lo que presentó y explicó en la charla y la “propina nocturna” en el Malibú; y hemos dejado aparte su infatigable “trabajo de pasillos”… En las notas Luis explica –sin dibujos ni fotografías, pero con una precisión en el lenguaje que los hace seguramente innecesarios- dos técnicas: el empalme del aberroncho y el lanzamiento lanzagranzas, ilustrando este movimiento con una rutina de pasa-pasa con cuatro monedas.

En la conferencia, Luis presentó –con sus magníficas charlas- y explicó también su rutina de aparición de cuatro monedas, su versión del 3-Fly (deliciosa idea, la del “eclipse de ojos”) y su rutina del homúnculo (transformaciones plata-cobre con sorpresa final). Y, a las tantas de la madrugada, una veintena de afortunados pudimos gozar de una charla extra, de más de media hora, llena de fantásticos consejos sobre la construcción de las charlas en Magia y sobre la personalidad del mago como personaje. Inolvidable.

Pie: Conferencia nocturna (foto Pinky)

Pie: Conferencia nocturna (foto Pinky)

Esta ha sido la primera ocasión en que he visto actuar a Ricardo Vizcarra. Me dio la impresión de estar algo nervioso, especialmente al principio (creo recordar que dijo que disfruta más actuando para profanos que para magos). En las notas se incluyen explicaciones muy detalladas (con multitud de fotos) de dos rutinas de monedas bajo cartas: crossed cards y matrix reverse. Además de ellas, Ricardo también explicó una rutina de tipo expansión of texture, un efecto de moneda policía con carta nombrada y –lo que más me gustó- una rutina plata/cobre muy ágil, visual y mágica.

Y fue una pena que cuando Kiko Pastur se disponía a explicar su agua y aceite monetario” –impresionante, al menos al verlo en la pantalla de 4×4 metros que Ángel Valera preparó para proyectar los juegos- llegase Gea y le animase a dejar la explicación “para los pubs”. Me perdí esa explicación nocturna –que supongo se dio-, aunque me consoló verla impresa en las notas. Claro que no es lo mismo que escuchar a Kiko en persona, pero algo es algo.

También está muy detallada en las notas la explicación de la versión de Kiko del 3-Fly, que presentó en la conferencia con dos charlas diferentes; personalmente, me pareció mucho más fascinante la de las “monedas deseadas”, a pesar de ser más abstracta que la de las “monedas de chocolate”. Pero, en definitiva, sólo quiero dejar constancia de que me gustaría haber escuchado a Kiko un buen rato más.

Primera gala: Juan Luis Rubiales y Alberto de Figueiredo

Tras unas palabrillas –ya se va animando a coger el micro- de Ángel Valera, se apagan las luces del patio de butacas. Y sobre unas fotos de Rubiales, se escuchan estas palabras:

Si para ser una figura artística hay que tener una personalidad propia, quien hoy nos visita cumple sobradamente el requisito. Su acento gaditano, su sombrero ladeado, su baraja española y su humor fresco y tranquilo configuran un artista inconfundible.

Grande como mago, ganó el Primer Premio Nacional de Micromagia; grande como persona, regaló el trofeo a su maestro, León Camacho. Y desde su primer juego, aprendido para entretener a su abuelo enfermo, entendió la Magia como un regalo para el alma.

Son míticas en la magia española sus rutinas con monedas y cartas, sus navajas de colores y, sobre todo, las increíbles aventuras mágicas de sus cuatro sotas. Pero él afirma que la sonrisa y el humor son los mejores trucos.

He aquí, pues, uno de los grandes: ¡Juan Luis Rubiales!

Aplausos, foco al centro del escenario, y… ahí está: temple, presencia, mirada, serenidad… con un dominio del ritmo, del silencio y de la situación que muchos buenos artistas –no sólo magos- querrían aprender. Empezó con una estocada de humor inteligente, al justificar por qué no utiliza la baraja francesa: “porque eh de eze paíh que, por zer máh grande y ehtá encima nuehtro, noh mira mal, cazi como zi fuézemo… ¡portuguezeh!”

Con Rubiales, los efectos casi eran lo de menos. Pero, a la vez, se tenía todo el rato la certeza de estar viendo un espectáculo y un estilo diferentes, personales, con características propias e intransferibles. Vimos rutinas con sotas y con ases, una coincidencia de cartas mezcladas con la numeración de un billete prestado, una divertida predicción con falso fallo, una exitosa carta en el techo (versión Daroca, como ya hemos comentado) y una carta general que nos desquició por completo.

Y hasta el final, riéndose de sí mismo; si tenía que subir cuatro escalones, se lamentaba (“me eztoy quedando en loh huezoh”); o, al acabar sus tres cuartos de hora de espectáculo, se puso serio: “Recuerden que todo lo que han vihto no ha zido producto de su imaginación: ¡eh que tengo una habilidad que te cagas!”

Pie: gala del viernes (fotos Fósil y Ana Sánchez)

Pie: gala del viernes (fotos Fósil y Ana Sánchez)

Aplausos de despedida, como muestra de reconocimiento y agradecimiento por habernos hecho pasar un buen rato, lleno de humor y misterios. Se apaga la luz, se hace un nuevo silencio. Fotografías del segundo mago de la noche, y la voz en off:

Televisivo y todoterreno, mago para público y mago para magos, ningún escenario le queda grande a este madrileño cuyos principios son la risa, el aplauso y la sorpresa.

Divertido, cercano y gran comunicador, su estilo es rápido, impactante y ágil. Hace cómplice al público de sus travesuras mágicas, buscando la paradoja de que su Magia sea enorme y su persona sencilla. Desconfiar del elogio y agradecer la crítica le han llevado a forjar un estilo propio con el que cada espectador se siente amigo suyo.

Siguiendo sus principios, recibamos con una sonrisa y un aplauso al único mago del mundo capaz de contar mágicamente su vida con una simple baraja en las manos. Recibamos a… ¡Alberto de Figueiredo!

Entre aplausos, el foco ilumina una mesa situada en el patio de butacas, delante del escenario. En ella, tres cubiletes y un mago. Suena la música de “El viejo Varieté”, que acompaña la rutina de cubiletes de Alberto.

Tras los cubiletes, magia de salón sobre el escenario. Juegos de su repertorio habitual, con el dominio y las tablas de siempre: billete prestado que viaja al limón, rutina de homing card (con clímax de carta al zapato), predicción con el nombre de una espectadora, carta clavada en una diana al lanzar un cuchillo sobre una nube de cartas…

Ya lo he dicho al comentar la conferencia de Alberto. Su magia sobre un escenario es buena, muy buena -no diré “comercial” para no plagiar a Ascanio-. Quizá le sobre un pelín, al menos en contextos familiares, de humor sexual (lo de que “Virgi”, a la que pidió su teléfono públicamente, sólo tuviese doce años fue un gracioso “accidente”). Pero para mi gusto su magia de cerca es aún mejor que la de salón, por lo que eché de menos que no tuviese más presencia en un congreso como el de Alicante. Aunque también entiendo que Ángel buscara algo más variado para satisfacer al público profano, claro está.

En resumen: una gala muy agradable. Noventa minutos de buena magia y mucho humor, servidos por dos personalidades muy diferentes. Quizá habría estado bien estructurarla con un breve descanso, pero en realidad no se hizo larga. Y, en mi opinión, con menos presencia de magia de cerca de la que me hubiese gustado.

Segunda gala: Woody Aragón, Jose Castiñeiras y Joaquín Matas

La gala del sábado, celebrada en idénticas condiciones a la del viernes, resultó muy diferente a aquella. Tres magos en vez de dos, que se presentaban mutuamente en vez de hacerlo mediante la voz de un presentador invisible. Más magia de cerca que sobre el escenario. Y, esta vez, habría sido imprescindible hacer un descanso; la magia era muy buena, pero 140 minutos seguidos –habiendo empezado, además, casi media hora tarde- eran demasiados.

Woody Aragón se erigió en “maestro de ceremonias”. Estuvo brillante, divertidísimo y a ratos genial. Empezó la gala con un primerísimo plano de sus manos sobre un tapete (a esa distancia se sufre mucho cuando se ve que una faro “se hace de rogar”); con la “Rapsodia en blue” como fondo, abrió con unos preciosos efectos visuales de tipo reunión de ases y cambios de dorsos, muy bien sincronizados –a modo de danza- con la música, y terminando de forma apoteósica al utilizar la baraja a modo de pincel, escribiendo con cartas sobre el tapete el mensaje “Alicante Mágico 2009”. La ovación, antológica.

El resto, básicamente humor y cartomatemagia, donde destacó por su gran diversión la rutina de caníbales que se comen a la familia real española, con un Woody inspiradísimo (“Me lo ha contado Peñafiel, pero en la Zarzuela no quieren que esto se sepa”) y un niño-espectador que se volvía loco cada vez que desaparecía una carta y, por más que miraba y tocaba, no la encontraba entre los caníbales.

Jose Castiñeiras dispuso de menos tiempo que sus dos compañeros de gala, lo que le llevó a correr como un galgo al presentar sus rutinas: las monedas firmadas a través de las mangas, que después atraviesan una a una la mesa. A cuidar, en mi opinión, lo vertiginoso del ritmo y lo “suelto” del lenguaje. A destacar: la técnica, la potencialidad de Casti con sus 17 añitos, su rutina de las mangas y la última moneda que atraviesa la mesa, aparentemente bajo el control del espectador.

Pie: gala del sábado (fotos Ana Sánchez y Fósil)

Pie: gala del sábado (fotos Ana Sánchez y Fósil)

Joaquín Matas tuvo la mala suerte de ser el último en actuar. Todo lo que hizo fue bueno y lo hizo bien, pero cuando empezó el público ya llevaba más de hora y media sentado, a lo que él añadió una hora en solitario; vamos, que el cansancio hizo mella. Presentó –muy bien- los cubiletes, con una rutina diferente a la de la conferencia (basada en la de Vernon); una rutina con cuerdas, la sal de Kaps, transformación de un billete con desaparición y aparición de un pañuelo; y varias –demasiadas, quizá- rutinas con cartas: doble triunfo, reunión de ases, suit apparition, intercambios entre una dama y cuatro cartas del mismo valor, la ranita…

Insisto: en esta gala o faltó un descanso o sobraron minutos de magia, especialmente cuando, tras terminar Joaquín su actuación, aparecieron Woody y Casti para cerrar la gala con un juego colectivo –muy largo- adicional. Empacho mágico, para lo bueno y para lo malo.

Despedida y cierre

No quisiera ser yo también pesado, con una crónica tan larga (ilustrada, por cierto, con ayuda de las fotos de Ana Sánchez y de Fósil; ¡gracias a los dos!). Pero creo importante hacer algunas valoraciones finales, tan discutibles y tan valiosas como las opiniones de cualquier otro asistente a Alicante Mágico 2009. Así que vamos allá:

Lo primero, felicitar a Ángel Valera (y, por justicia, a Bárbara) por lo logrado. Han consolidado un congreso cuya primera edición fue un derroche de voluntad y esfuerzo, que les costó sudores sacar adelante. Este año han conseguido más patrocinadores, más inscripciones, más actuaciones para los profanos, más implicación institucional… y más rentabilidad, condición imprescindible para que una iniciativa así no muera en pocos años. Un acierto también la presencia de Perete (prodigio de paciencia y amabilidad), creando ambientillo y dando al congresista la posibilidad de adquirir libros, vídeos, novedades…

Pie: Perete en la feria mágica (foto Pinky)

Pie: Perete en la feria mágica (foto Pinky)

En lo puramente mágico, ya hemos dicho que se ha ganado en variedad –lo hemos comentado, sobre todo, a cuenta de las monedas-, a lo que añado que no se ha perdido en calidad. No obstante, quiero insistir en la necesidad de mantener una identidad propia, especialmente cuando empiezan a abundar las “semanas mágicas” en la geografía española. Si se anuncia Alicante como un certamen de Magia de Cerca, su contenido debe responder al reclamo. Las rutinas de Woody con cámara casi cenital, proyectadas en la pantalla gigante, demostraron que la magia “pequeña” puede resultar un GRAN espectáculo.

Respecto de las galas, creo que se deben preparar con un poco más de cuidado. Da la impresión de que la organización hace poco más que contratar y distribuir los magos en dos sesiones, que no se estudia mucho la estructura y la colección de juegos de cada gala y que, además, hay poco tiempo para los necesarios ensayos y coordinación.

Quisiera pedir algo más, o al menos que se reflexione sobre ello. Pienso que las conferencias de Alicante Mágico, en lo sucesivo, deben seguir suponiendo algo más que una exhibición de juegos seguida del “y esto va así”. Aunque no se ha caído excesivamente en ello, creo que debe cuidarse más este punto. Más que exigir a un conferenciante que explique el “cómo” de un determinado juego o rutina, creo preferible pedirle que desgrane bien sus “porqués”, su toma de opciones al escoger un pase o un juego, al redactar una charla o al construir una rutina.

Pero que estas sugerencias no distorsionen el mensaje principal que, como ya he dicho, es de felicitación y enhorabuena. Vistos Alicante Mágico 2008 y Alicante Mágico 2009, parece claro que algo grande se ha puesto en marcha. Las expectativas para el 2010 son, entonces, muy altas… ¡habrá que ir reservando plaza!

Foto 15 (clausura)

Pie: Foto de familia, sin Gea y Vizcarra (foto Ana Sánchez)

 

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